HERMENEGILDO GUTIÉRREZ, REINVENTOR.
(Vida y mil logros de Hermenegildo Gutiérrez Sarmiento, reinventor. )
Nació el 17 de enero del año 1968 de nuestro Señor, cercano a la noche media y con un frío que lo pelaba. Su infancia transcurrió como la de un niño cualquiera y muy pocos o nadie se percataron de la pasión con la que afrontaba cualquier caso que lo ocupara, por banal e irrelevante que fuera.
Ya cuando ranqueaba la treintena, hecho un hombre de campo, conocedor de las cosechas y sabedor de los meteoros, este insignificante pastor de cabras y aficionado a los mecanismos comenzó a visitar con asiduidad premonitoria la Casa de Patentes y Marcas. Aquí empezó casi todo.
Su primer descubrimiento fue la rueda cuadrada, que al principio no rodaba. Después vinieron muchos más que, con mayor o menor fortuna, consiguió vender a los necios ricachones de la zona lo que le valió para ganarse unos dineros que después reinvertía en la busca y compra de nuevos aperos y materiales . Dicen quienes lo observaron en su proceso creador que armaba las piezas con frenesí, trabajaba el metal y soplaba el vidrio. Hasta que un día por fin logró el mayor de sus logros: inventó un artefacto capaz de inventar otros artefactos: no desacertadamente lo llamó "La máquina que maquina". Paradójicamente, el susodicho artilugio era incapaz de inventarse a sí mismo. [Continuará...]
Nació el 17 de enero del año 1968 de nuestro Señor, cercano a la noche media y con un frío que lo pelaba. Su infancia transcurrió como la de un niño cualquiera y muy pocos o nadie se percataron de la pasión con la que afrontaba cualquier caso que lo ocupara, por banal e irrelevante que fuera.
Ya cuando ranqueaba la treintena, hecho un hombre de campo, conocedor de las cosechas y sabedor de los meteoros, este insignificante pastor de cabras y aficionado a los mecanismos comenzó a visitar con asiduidad premonitoria la Casa de Patentes y Marcas. Aquí empezó casi todo.
Su primer descubrimiento fue la rueda cuadrada, que al principio no rodaba. Después vinieron muchos más que, con mayor o menor fortuna, consiguió vender a los necios ricachones de la zona lo que le valió para ganarse unos dineros que después reinvertía en la busca y compra de nuevos aperos y materiales . Dicen quienes lo observaron en su proceso creador que armaba las piezas con frenesí, trabajaba el metal y soplaba el vidrio. Hasta que un día por fin logró el mayor de sus logros: inventó un artefacto capaz de inventar otros artefactos: no desacertadamente lo llamó "La máquina que maquina". Paradójicamente, el susodicho artilugio era incapaz de inventarse a sí mismo. [Continuará...]
Estupenda historia Sr. Ishamael(Esperaremos su próxima entrega cual lectores de Galdós)
ResponderEliminar¿Se puede decir que los reiventores son al mundo de la invención como Ana Rosa es al de la Novela?
No. Hermenegildo representa los casos de reinvención simultánea que pueblan las páginas de nuestra historia. Hay algunos inventos que están incluso separados en el tiempo varios siglos, y que los historiadores atribuyen legítimamente a varios autores.
ResponderEliminarLos últimos reductos culturales que hablaron de este tema de una forma interesante fueron, a mi entender, la peli "El viento se llevó lo que." ( os la recomiendo con fervor ) y el personaje de José Arcadio Buendía, en la famosa narración de Gabriel.
Ana Rosa Quincalla es otra cosa: es la cosa.