sábado, abril 28, 2012

Guzmán el Bueno (por Martínez Cubells)

Guzmán el Bueno, arrojando la daga en el cerco de Tarifa.
Pintado por Salvador Martínez Cubells.

jueves, abril 19, 2012


“Indeterminación, muerte”
Libro Vacío.

Las luces de Vis apenas se aprecian a esta distancia de la superficie, aunque su  fosforescencia basta para aclarar la oscuridad del páramo que nos envuelve. Las distancias abisales que permanecen a nuestras espaldas nos impelen a cerrar la puerta tras nosotros… y a encender un fuego.
Pero yo no estoy aquí para eso. En estos momentos, a 12 km en órbita geoestacionaria sobre un punto indeterminado del mundo de Vis, mi trabajo ya ha comenzado, pues está amaneciendo, y debo escribir un poema.

Enero:
Raptus es un desierto radiactivo en el que ni siquiera los insectos más diminutos han podido sobrevivir. Cuando se inició el bombardeo orbital, yo estaba en una de aquellas moles sin forma que circundaban el planeta, como buitres acechantes cargados de parásitos. Millones de vidas en un segundo. Recuerdo los aplausos.

Febrero:
Con Dementia han sido empleados otros métodos menos agresivos para el ecosistema. Hace veinte años un agente vírico inteligente fue liberado en las capas bajas de su atmósfera color cobrizo.  Las últimas lecturas térmicas atribuibles a vida inteligente las obtuvieron las mismas sondas satélite que llevaron a cabo el ataque, antes siquiera de iniciar sus ciclos de regreso. Nadie ha bajado allí desde entonces; Y nadie lo hará.

Marzo:
Vis. La violencia. El Horror Vacui,  el faro que ha guiado a medio universo hacia el caos, hacia la Audiencia Negra. Legiones enteras aniquiladas. Flotas tan enormes como para ocultar la luz de un sol…perdidas.  Y sin embargo, tras 30 años de silencio absoluto, una sola palabra cruza las estrellas: Poeta.

Primavera:
Soy un niño y recuerdo el olor de mi madre, y el de mi padre. Recuerdo lo fuerte que eran los hombros de mi padre cuando me subía a ellos .Soy un niño y recuerdo las imágenes de guerra, muestran muchas veces el mismo edifico con una torre y un reloj. Las voces dicen muchas veces la palabra Universidad. Hablan de profesores y  alumnos. Hablan de matemáticas y de locura. Soy un niño y recuerdo no comprender una maldita cosa, salvo el miedo que me daba que mis padres tuviesen miedo.

Verano.
Soy joven y estoy enamorado. Los Santos y El Arcángel de Cuchillo son el miedo nuestro de cada día. Lo que combaten es peor, aunque sea imposible. La amo bajo el cielo de Arturo, con Lanzarote y Perceval de testigos. Tiene frío, le doy mi abrigo. Me habla de su casa en Savoy, de su lejano y acogedor mundo vegano. De sus padres. La amo tanto que me duele haber vivido antes de conocerla. No era vivir, sino existir. Completo mis estudios de literatura. Un Ángel se encierra en un búnker de Avalon, negándose a marchar hacia la Audiencia Negra. Mandan tropas. Mueren todas. Entran dos Santos. Sale uno. Avisan de la Venida del Arcángel del Cuchillo. Evacúan la ciudad. La región. Naves de 1 km de largo. Hormigón y luces. La pierdo. Nunca más la veo. El Arcángel se marcha. El Ángel ya no está. El peligro ha pasado. Ella ya no está.

Otoño.
Soy un poeta. Las Sagradas Almas no pueden estar a menos de 300km de nuestra nave. Las Sagradas Almas y yo tenemos un mismo dueño. El mismo que diseñó su carne, y el mismo que me encargó esta labor. También tiene otros divertimentos, como el jardín antropoide, o la sala de embarazadas. Orbitamos Vis y esperamos que algo nos hable. Estática y más estática. Una voz. El llanto de un niño. Las luces de Vis se apagan. Todas a la vez. El llanto se hace más fuerte. Quitamos el sonido enloquecedor. Conectamos el sonido. Otra voz. La de una mujer joven. Dice: Poeta