martes, febrero 28, 2012

Siguen los sueños implacables


Hoy han vuelto las pesadillas. El caso es que hacía tiempo que no veía películas de terror ni leía a Poe o Lovecraft. Lo más reciente, la semana pasada, fue el Retrato de Dorian Gray, película de mala factura pero cuya idea central parece que respeta al libro homónimo del Wilde decimonónico. Al menos me ha servido para dos cosas:

1. Recomendar a todo el mundo que no vea la película.
2. Recomendar el libro a quienes tengan interés por indagar la relación entre la inmortalidad, el hedonismo y la maldad.

Son ya varios años con el mismo pasaje recurrente. He notado que tengo cierto poder sobre el decurso de mis sueños: estoy perfeccionando una técnica que me permite cierto sesgo en la supuestamente involuntaria materia dormida. Así, puedo elegir entre un capítulo de las guerras napoleónicas o un programa de Arguiñano.

Para mi sorpresa he podido comprobar que la interrupción del sueño provacada por Los Despiertos no es obstáculo para seguir con la misma historia: de repente me despierta un ruido de la calle, un móvil sonando, un despertador, y unos segundos después sigo dormido y noto que mi mente lucha por recuperar el hilo del sueño.

Recuerdo haber leído una vez una idea interesante referida al caso: un hombre es siempre dos hombres, cuando uno sueña, el otro está despierto en otra parte; y viceversa. Si así es, entonces es probable que mi capacidad de interferir me acabe conviertiendo en un semidiós en el mundo de los hombres que sueñan. No sin vanidad, debo reconocer que la idea me seduce enormemente. Quizá la próxima vez pruebe a soñarme en esa divina tesitura.

Seguiré informando de esta tortura voluntaria.

sábado, febrero 25, 2012

Licenciado cantinas: ¿y si el mar se convirtiera en aguardiente?

No soy hombre dado a la compra de discos: ni antes de internet ni después de internet ni después de que el orondo de Megaupload fuera perseguido por Mulder y Scully. Con embargo, muy de vez en cuando alguna esquisitez llama mi atención y justifica el desembolso. Esta vez ha sido el último LP de Enrique Bunbury. Se trata de un conjunto de versiones de autores latinoamericanos, a las que el buen maño ha dado un toque realmente mágico.

Una esquisita combinación de acordeón, contrabajo, los clásicos Hammond, la preciosa percusión de ritmos caribeños y el sin par banjo tan ajeno a la España vieja. Todo esto, claro está, aderezado con la calidad de las letras de los autores de la España americana.

Aquí os dejo el vídeo -cuya factura es verdaderamente envidiable- del que a mi sesgado juicio es el mejor tema por la música y por contener las letras algunas verdades terribles que hasta ahora jamás había oído en una canción. Como decía algún internauta: "...sólo Bunbury puede aparecer vestido de rosa y no perder ni un sólo ápice de masculinidad."





Y por si a alguien le sabe a poco (o no quiere perderse el NO de la novia), aquí está la recopilación de varios temas del disco en un solo vídeo. No os perdáis la bellísima coreografía de las bailarinas destetadas del minuto 15. Una verdadera obra de arte.






Y ya que hablamos de calidad, aquí os dejo de otro LP el meritorio tema "Que tengas suertecita" donde aparece por el final uno de los punteos de guitarra inusual más lindos de la música latina: