martes, junio 26, 2007

Branquias bajo el agua II

¿Os acordáis de un antiguo post en el que os enlacé una bonita canción de Derribos Arias? Pues me he encontrado una noticia de "actualidad" que invita a pensar, que de aquí a un futuro no muy lejado, podremos lanzarnos al interior de nuestra pecera y danzar entre algas cianofíceas y verdeazuladas.

He aquí la noticia-noticiosa.


¡Ah!, y casualmente hoy es el décimo aniversario de la muerte de Cousteau.

"Cousteau no solo fue un intrépido explorador, fue también un destacado inventor. Así, el sistema autónomo con gafas submarinas y bombonas de aire que utilizan todos los buceadores actuales fue un invento suyo. También desarrolló la tecnología de la fotografía submarina y un minisubmarino, el platillo sumergible para la exploración. En pocas palabras, Jacques Cousteau es el padre del buceo moderno."

Más información acá.

miércoles, junio 20, 2007

NOS QUITAN A LEO BASSI




Así de triste y abominable es la noticia: si entráis a la página web de leobassi.com podréis comprobar en la pestaña "agenda" que el genial Leo venía el próximo 3 de julio a Albatera, era la única actuación en España en medio año, pero el nuevo Ayuntamiento ya la ha censurado. Qué casualidad: desde el 27 de mayo que el Ayuntamiento ya no lo regenta el PSOE sino el PP, ¿alguien me puede dar una explicación?



Más grotesco todavía: parece que la excusa es que costaba muy caro, pero al cancelar el contrato tienen que abonarle a Leo un dineral... a cambio de nada.



Por supuesto, esto no saldrá en los periódicos ni telediarios, pero al menos toda Albatera sabrá lo que ha ocurrido.









Un minuto de silencio.

martes, junio 19, 2007

Apasionante Alemania - Grecia

Ya sabéis que me encantan las olimpiadas y el fútbol. Os enlazo este vídeo de uno de los mejores partidos de la historia.


domingo, junio 17, 2007

El innumerable contador

Los primeros pobladores vivían cualitativamente: no contaban el número de discos de fuego o lunas cambiantes en el cielo, les bastaba saber que era de día o que no; las nubes no traían lluvia como para llenar los pozos hasta esta altura o hasta esta otra, sencillamente los agricultores se congratulaban de la dádiva; no había más moneda de cambio que la confianza entre unos y otros; el número de habitantes bastaba y los libros no eran necesarios.

La mayoría de los forasteros pasaban por el lugar a comerciar, estaban un tiempo y después se marchaban. Pero el último extranjero que llegó, que vino solo, resolvió quedarse. Pronto comenzaron a inquietarse los oriundos: aquel extraño vicio de leer parecía una conducta feral y del todo improductiva, así que no tardaron en marginarlo. El extranjero entendió que la primera etapa de su plan estaba conclusa y pasó a la siguiente: comenzó a hablar desde el ágora. Al principio platicaba solo o para sí, pero los curiosos en seguida se pararon a escuchar. Su clara dicción, su largo saber, su tino, el sugestivo tono, acaudillaron rápidamente los oídos de todos los hombres. Les contó que contar era digno y que renunciar a su mundo cualitativo sería de provecho común.

Fue así que, como maravillados, como embaucados, lo eligieron Rey.

Émulo de una lejana ciudad que dejó atrás en sus periplos por el mundo, el nuevo rey ordenó levantar una edificación que albergara los libros que los comerciantes y nómadas traían desde remotos poblados y nombró bibliotecario al que, en tiempos binarios, fuera inspector de mercados de aves de corral. De entre todas las áreas de conocimiento la que más cautivó fue la matemática, hasta entonces tan innecesaria, pero también gustó la taxidermia y no faltó quien se afanara en deglutir volúmenes de reputados entomólogos o lejanos historiadores. También dispuso construir una descomunal clepsidra en el centro de la plaza.

El rey sopesó el retraso cultural del pueblo, y consideró que había llegado el momento de empezar a cuantificar. Se aprobó el calendario, con días fastos y nefastos; se dispusieron limnímetros en los pozos; se acuñaron monedas; se censó la población y se escribieron tesauros y catálogos y catálogos de catálogos.

Las gentes acogieron con ilusión infantil los nuevos cambios, y aclamaron a su Rey.

No contento con esto, llevado quizá por la ambición o la vanidad, ordenó que se cuantificara todo el poblado: el número de las casas, de puertas, de ventanas, de cabras, de ovejas, de vacas, de perros, de ratas… se registró también el número de aves avistadas y de nubes, las estrellas, las piedras, los árboles y sus ramas y sus hojas… se censaron las hormigas y las mariposas, las sombras, los caracoles y el número de aullidos en las noches, las moscas, las mulas… se hizo inventario de besos y reproches (se pudo comprobar que guardaban relación)… mandó fabricar rudimentarios teodolitos que recogían la orografía, y los funcionarios pasaban las jornadas barriendo cada arroba de tierra y anotando con minuciosidad patológica, las cantidades. El primer día que llovió al poco de la coronación del extranjero, se repartieron los funcionarios por todas las lindes, a razón de uno por cada diez arrobas cuadradas, para contar el número de gotas que caían a cada uno y poder así extrapolar a toda la región una estimación estadística de la cantidad de agua que recibida por el poblado entero.

Como muestra ejemplar de su infinita bondad, el Rey legisló que el hombre más delgado ocupara el puesto de Anemómetro Oficial de la Corona, cargo que ostentaría hasta engordar. Los jueces repartían verbómetros gratuitos en los portales, y los niños probos eran obsequiados con ábacos de bolas.

No conforme todavía, ávido de numerar lo dilatado de sus posesiones, quiso que se contasen uno por uno los granos de tierra que componían los bancales. Pensó que su pléyade de funcionarios no bastaría y conminó que cada habitante dejara de lado sus menesteres diarios y se implicara en la regia labor. Cada papiro rellenado en apuntes se llevaba después a la biblioteca y allí se registraba y se ordenaba en su anaquel correspondiente; pronto comenzó a quedarse pequeña y hubo que obrar su ampliación El recuento se alargó tan sólo siete años, cuatro meses, seis días y medio Sol del siguiente, gracias a que los más sensatos -en secreto, pues arriesgaron sus vidas y esto después se supo- inventaban cantidades y obviaban adiciones.

Cuando ya todos los hombres y mujeres y niños y ancianos habían quedado tan exhaustos que empezaban a añorar su anterior existir cualitativo y a sopesar el magnicidio, el Rey, extraño a las verdaderas necesidades de su pueblo, declaró que había llegado el momento de emprender una tarea superior, la más grande y jamás realizada por nadie en ningún tiempo, aquella por la que sería recordado hasta las eternidades: decidió que era menester cuantificar el mundo.

Pertrechadas unas mulas con pesados montones de papiros, otras con toneles de tinta, comenzarían los hombres –con su rey al frente- a barrer franjas paralelas de tierras en la dirección en que el Sol se pone a salir, dejando señales por donde pasaran para evitar recuentos u olvidos; en los mares sólo se computarían las olas; en los desiertos los granos y las dunas. Llegados a un extremo del mundo, desandarían el camino hasta volver al poblado por la franja inmediatamente superior, en dirección al horizonte que preludia la noche. Habría un descanso cada media jornada y avituallamiento cada noche. Después seguirían hasta el otro confín, y volverían de nuevo, y otra vez. Habida cuenta de las geografías conocidas hasta la fecha, el pronóstico revelaba que bastarían doscientas catorce generaciones para cifrar el universo. Valía la pena intentarlo.

Como el lector ya habrá adivinado, esta magnífica caravana nunca llegó a partir. Al terminar la exposición de su desaforado plan, una histeria colectiva propició una instintiva lluvia de piedras que le borró el rostro y lo acabaron, allí mismo, en el ágora donde predicó La Numeración por primera vez. Su tumba no mereció inscripción alguna, salvo una mayúscula uve del revés como símbolo del cuantificador universal, para que los descendientes del lugar no olvidaran nunca lo ocurrido. Los ganaderos vieron en la clepsidra un apropiado abrevadero y habilitaron la biblioteca para dar cabida a las bestias. El pueblo recuperó su carácter cualitativo –antepuso la calidad a la cantidad- y se prohibió contar, incluso, esta historia. Pero nos ha llegado que todavía hoy a los niños les amputan los veinte dedos al nacer, y que aun así se han apañado generación tras generación, fabricando utensilios con ayuda de los dientes y el hambre no pasa por ellos y esto les basta para perpetuarse innumerablemente.

sábado, junio 16, 2007

Santa María

¿Os habéis fijado en el desplome de los muros de la Basílica de Santa María? Yo cada vez que paso entre el colegio de abogados y el de los aparejatas me paro a mirar cómo se juntan en el cielo la torre del edificio de los últimos con la esquina de la iglesia, mientras que en la tierra están separados varios cm.

Es curioso ver cómo las grietas parecen indicar que la fachada principal se tumba hacia la placita que tiene delante. Me pregunto si las llaves que colocaron entre los pedazo de sillares realmente unen o si el día que el muro diga de moverse se la traerá floja.

pincha para ver en grande

viernes, junio 15, 2007

Heino el grande


Ay ay ay aaaaayyyy, cantaaa y no llooreees...


Heino - Carnival in Rio - ZappInternet

SHOW Homenaje a Heino en ZappInternet

miércoles, junio 13, 2007

LACASITOS QUE AMEDRENTAN


El güiquen pasado me compré una bolsa de Lacasitos a granel, un kilo; es la segunda en lo que va de año. No iba en un envoltorio como el de la imagen, no, era una bolsa de plástico transparente de un centro comercial convencional (quiero decir demoníaco) y yo cargaba y cargaba con la pala metálica que me facilitó la dependienta, y cargaba y cargaba... y los nenes me miraban con ojos codiciosos (libidinosos no adjetiva correctamente la realidad del momento) . Hoy me la he terminado. Pero hay algo sospechoso: he notado que la proporción de Lacasitos azules no es la misma que en los restantes colores. Quizá ese porcentaje no sea baladí, quizá sea una señal. Al principio parece que no te afecte, pero cuando te comes un kilo te aseguro que la influencia es clara: turba y es turba como la turba o la bentonita. Ya decía Aristóteles que la vista es el sentido más importante para nuestro conocimiento, y sé de cábalas que tejen policromías agoreras.





Necesito que me ayudéis, mientras tanto, compraré otra bolsa de 1 Kg de Lacasitos y los separaré por colores en receptáculos independientes. Antes de enviar los resultados del estudio a la revista Nature o Science, lo colgaré aquí para que lo escrutéis con la saña de un charcutero en paro.

http://www.lacasa.es

Un saludo, Ismaelote Malote.

jueves, junio 07, 2007

Los Saltos

De entre los enlaces que podéis ver a la derecha hay uno que visito con mucha frecuencia ya que casi a diario cuelgan discos para compartir con los amigos del mundo. Chocoreve se llama y está principalmente dedicado a la música sicodélica, pop-garajera y punk de los 60s y 70s.

El lunes me descargué el Fading Yellow - Vol. 1 Timeless Pop-Sike and Other Delights 1965-69 (compilación popera de los 60s) y hoy al escucharlo me llevé una sorpresa al comprobar que había algo de música española, aunque no estuviese en español:

It was in Galicia once i heard
an old story in a small caféeeee
it was all about a girl
that left the town one daaaaay
little anduriÑa through the waaaaaay
...

miércoles, junio 06, 2007

MIEMBRO FANTASMA

El otro día iba yo por los vericuetos de betún que enmarañan mi COLONIA JVLIA ILICE AVUGUSTA, montado en mi carro que lo tiran 125 equinos sin alar (todavía), y fue que del electromagnetismo de las ondas de radio que hicieron perder la mano a Madame Curie me llegó una noticia que estaban dando a nivel mundial. Parece ser que un doctor había hallado una manera de reimplantarle la mano a un señor (no Al Señor) y que funcionara bien. Hasta aquí todo anormal. Pero lo curioso es que la mano la perdió hace la friolera de más de 40 anos (la eñe no me sale (teclado anglosajón)). Este compilador de lo incorpóreo (llamarlo médico me parece un insulto) aseguraba que "...la operación tendrá éxito pues es imposible que el cuerpo del paciente rechace el miembro, ya que se trata de su propia mano...".

Sin entrar en los detalles de la compañía eléctrica que ha sido capaz de alimentar su nevera ininterrumpidamente durante esa breve eternidad para que la mano no se destemple, todos sabemos que en el caso de injertos el principal temor es que el cuerpo del paciente presente síntomas de rechazo ante el cuerpo extraño, pero yo me pregunto ¿no rechazarías tú una mano de hace medio siglo por muy tuya que fuera? (¡a saber la de dedos que habrá hecho sin ti!) ¿acaso no extrañarías más esa mano que la de un inspector de hacienda o de un mamporrero?

Seamos serios, doctor.

Pregunta para la galería: ¿el exmarido de Lorena Bobbit llegó a tener en algún momento el síndrome del miembro fantasma? ¿se pueden tener relaciones en esa situación? ¿ por qué los estromatolitos no crecen más rápido? ¿hay algún médico en la sala?

domingo, junio 03, 2007

Cuatro gatos

A las cuatro de la mañana son cuatro gatos los que merodean por las calles. Cuatreros que cuartean las cuartas carteras de los catetos se retiran pues han chapado todos los garitos. Buenas noches.