martes, mayo 08, 2007

BUENOS AIRES, 1933.


Dice El Maestro:

"Una vindicación final. El signo pierna del omóplato es raro, pero no es menos raro que el brazo del hombre. Concebirlo como una vana pierna que proyectan las sisas de los chalecos y que se deshilachan en cinco dedos de penosa largura, es intuir su rareza fundamental. Las kenningar nos dictan ese asombro, nos extrañan del mundo. Pueden motivar esa lúcida perpejlidad que es el único honor de la metafísica, su remuneración y su fuente."

Me refiero -a estas alturas todos lo habréis adivinado- a las Kenningar, en Historia de la Eternidad.

1 comentario:

  1. He añadido este delicioso jardín, de 1503, óleo sobre tabla, que de algún modo presagió las palabras del ciego.

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