viernes, agosto 06, 2010

El Necropolita - Epílogo I


Epílogo I



Brotons había muerto antes de caer sobre Efrén. Numerosos agujeros llenados con plomo daban testimonio de ello. Ahora, su atormentada existencia se había extinguido dejando paso a un más que probable descanso en el apacible y tranquilo lugar al que las almas como la suya acudían tras la vida: las llamas del infierno; y éstas, jamás se extinguían.

Por su parte, Efrén ¿a dónde pensáis que fue a parar? Por lo pronto, su muerte había podido ser la finalista de un premio Pulitzer (si hubiera habido alguien vivo para fotografiar el momento en que la bandera, con mástil incluido, se colaba sin dificultad por su boca, saliendo con la misma rapidez por salva sea la parte, componiendo así una bellísima instantánea).

Queda a libre elección del lector si fue al cielo o al infierno. Todo depende de si creéis que el cielo puede aceptar entre sus filas a un ángel algo desequilibrado o no.

“El hombre es un lobo para el hombre”.

Montesquieu

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