miércoles, agosto 15, 2007

El infarto como accidente laboral

Leo esta noticia en ELPAIS.COM:

El Tribunal Supremo considera accidente laboral un infarto en el lugar de trabajo

¿No creéis que debería ser al revés? Es decir, que se demostrara que el infarto ha sido provocado por el trabajo.

Cómo se nota que lo que ven los jueces en frente suyo es: por un lado, un trabajador puteado; y por el otro un empresario con mucha pasta y con un seguro que “lo arreglará todo”.

Pongamos un ejemplo “extremo”:

Imaginad que el trabajador en cuestión tiene un hijo maquinetti que lo putea todos los días, se fuma un paquete o dos diarios, se va al bar de la esquina todas las tardes al terminar la jornada a tomarse un par de cervezas con algo que llenar su bien criada barriguita con los almuerzacos de las 10:15h. y las frituras del mediodía. Figuraos también que lleva 30 años con esa dieta y además su deporte favorito es el Curling desde su sillón.

Pues ahora pensad que según la sentencia del Supremo, esta posible acción del trabajo (el infarto), "no puede quedar excluida por la prueba de que la enfermedad se padecía ya, pues aunque sea así, es la crisis la que hay que tener en cuenta a efectos de protección".

Es decir, que si el hombre se dedica a montar encofrados de estructuras que hay que terminar con cierta prisa y además tenemos conocimiento de su jodida salud, ¿debemos darle una palmadita en la espalda, proveerle de una carretilla hidráulica para que no haga esfuerzos, hacer que se relaje en un sillón con masaje cular y estirar el planning para que no tenga una crisis que le provoque el infarto?

Así es la vida, siempre acaba con la muerte, ¿o no?.

A partir de ahora, en los Estudios de Seguridad y Salud incluiré en todos los oficios:

C) Medidas preventivas de seguridad:
- Tomarse el trabajo con calma.
- Queda prohibido estresarse pensando que no vas a terminar la tarea a tiempo.

2 comentarios:

  1. Los patricios pensamos que los plebeyos siempre son responsables de su propia desdicha. No sé si fue Gorgias o Protágoras quien decía que en una conversación se puede defender un argumento y su contrario sin entrar en contradicción. Así, nadie puede negarme que el infarto fuera autoinducido (como el bobinado de un motor o el vaivén de una mecedora).

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  2. Ahora que he aprehendido alguna chorrada más del mundo de la prevención, he de decir que el susodicho trabajador debería haber sido despedido de manera fulminante y sin indemnización ni remordimientos después de su último reconocimiento médico, pues en él se habría advertido que era NO APTO para ese trabajo. Ya sabéis: "renovarse o morir"

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