jueves, marzo 15, 2007

Viva el osito Misha

A veces, cuando pierdo el tiempo pensando en el tiempo perdido, tarareo en mi mente el Himno de Alemania (otras también lo silbo).

Perfecta, majestuosa cual águila imperial, musculosa y ruda como las atletas alemanas de las décadas de los 70 y 80 que ganaban medallas a porrillo, engrasa los milimétricos y eficientes motores teutones.

Muchos pensarán que es un desperdicio ver programas deportivos. Yo quiero desaprovechar minutos, ¡¿qué digo minutos?! ¡¡¡HORAS!!! Me pasaría las dos semanas que duran unos Juegos Olímpicos modernos horadando mi sofá, desenfocando la mirada en el fondo de mi televisión de tubo catódico mientras escucho esa corta gran melodía compuesta por un austriaco, que eriza los oscuros pelos rizados de los sobacos de esas campeonas alemanas.

PD: me cago en la puta página de blogger. Una vez tenía este post escrito, con imágenes y enlaces, se me ha borrado al pinchar el botón de publicar. Lo he tenido que reescribir como he podido recordar. Así que un consejito: redactad pequeños chavalcos vuestros textos en otro programa y después pegadlo aquí, pues la puta verificación de palabra puede jugarte una muy mala pasada.

2 comentarios:

  1. Existen otras maneras de ser feliz, como fregar platos o platicar con las vecinas, pero están reservadas para seres superiores. Yo creo que desaprovechar el Tiempo es una pérdida de tiempo: vivimos un perpetuo presente, el tiempo no existe o desiste contínuamente (escribí una vez). La tele no trae nada bueno: la gula y la lujuria, en cambio, sí calman los fantasmas de los adentros.

    ¿Por qué al osito no lo llamaron Teddy, como a todos los ositos de todas las películas americanas?


    Cuán sonriente tu osito,¿cuál es su secreto?

    OTROSÍ DIGO: A mí también me ha pasado lo de colgar algo y que luego no aparezca. Mal de muchos, consuelo de tontos.

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  2. Es tan feliz porque la "masa" que forma el mosaico le hace cosquillitas por debajo.

    Se llamaba Misha porque era soviético. Fue la mascota de los JJ.OO. celebrados en Moscú en 1980. Cuando terminaron los juegos, derribaron varios estadios para dar trabajo a todos aquellos que no eran astronautas ni recolectaban patatas y el pobre osito fue feliz en un circo hasta que murió por supuesto de sobredosis.

    Por cierto, en aquellos JJ.OO. los E.U.A. boicotearon los mismos y las medallas se las repartieron entre la U.R.R.S. y las alemanas fortachonas

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