lunes, marzo 26, 2012

La batisfera

Como es bien sabido por la comunidad científica, y asombrosamente desconocido por el vulgo, los hombres no pueden bucear hasta profundidades abisales sólo por falta de oxígeno, sino también por falta de cráneo: esto es, la presión del agua crece linealmente con la profundidad, y llegaría el momento en que un cráneo al descubierto implosionaría. Digamos que la presión que sufre a 10 metros de profundidad (10 metros columna de agua) es de valor el doble que en la superficie. A 100m de profundidad ya tenemos 11 atmósferas de presión, a 10.000m (las foasas marianas) tendremos 1.001 atm de presión. La rueda de tu coche tiene 2 atm.

Para estas profundidades, la única solución posible es meter al hombre en una cajita de mistos, cuanto más pequeña más resistente y eficiente (menos diferencia de presión entre el zénit y el nadir, menos flexiones en la lámina). La forma ideal para soportar las presiones esféricas del agua... es una esfera. Mediante unos pocos cálculos de diseño, considerando el empuje de arquímedes, el peso del cable, las cargas puntuales y superficiales, la resistencia de las uniones y del cristal, se puede averiguar el espesor de la batisfera para un diámetro conocido ( o al revés). Todo esto para cualquier profundidad.

Los dos yankees aburridos Beebe y Otis Burton (que me recuerdan a Burke y Hare ladrones de cadáveres), la inventaron y usaron en 1930, supongo que buscando oro tras el discernimiento del 29. Es toda la esfera de acero, salvo una mirilla por donde el batinauta puede observar lo circundante, hecha con un cristal muy resistente. La esfera pende de un cable (no es autopropulsada), que la va dejando caer desde un barco como si fuera una araña bajando del techo.

Llega un momento en que son muchos metros de cable abajo y pesan demasiado. Fuera de este límite, no hay otro que la temeridad del batinauta, que corre el peligro de caer hasta el fondo del mundo si se llegara a romper el cable.






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